Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617- Cádiz 1682) ganó fama sobre todo por sus innumerables Inmaculadas. El motivo del auge en esta época de esta representación fue las controversias que hubo sobre la Virgen y que se resolvieron parcialmente justo en vida de Murillo en España y Portugal, con numerosas muestras de piedad y fervor:
"En el siglo XVII, el culto a la Inmaculada Concepción conquista a
Portugal entero, desde los reyes y los teólogos hasta los más humildes
hijos del pueblo. Así, el 9 de diciembre de 1617, la Universidad de
Coimbra, reunida en claustro pleno, resuelve escribir al Papa
manifestándole su convicción en la Inmaculada Concepción de María
Santísima.
Aquel mismo año, Pablo V, decretó que nadie se atreviese a enseñar
públicamente que María Santísima tuvo Pecado Original. Igual fue la
actitud de Gregorio XV en 1622.
Por esa época la Universidad de Granada se comprometió a defender la
Inmaculada Concepción con voto de sangre, es decir, comprometiéndose a
dar la vida y derramar la sangre, si fuese necesario, en la defensa del
misterio. Magnífico ejemplo que fue imitado sucesivamente, por gran
número de cabildos, ciudades, reinos y Órdenes Militares." (fuente: es-arautos.org).
Una de las más populares es la copia que os adjunto, para una colección particular, recién terminada a falta de algunos retoques cuando seque.. Oleo sobre lienzo ( 46x33 ),